The product has been added to your cart

FRANJA DE GALA

P00213

More info

"El título de este libro debería haber sido VIAJE DE GALA.


TRIP, un viaje nómada por las cada vez menos revueltas aguas de SM, pero también una forma personal de tomar la vida, y en mi caso, el presente, de la mano, aquí y ahora.

Mi VIAJE se basa en una realidad adornada con imaginación. La cerebrallidad que me aqueja como consecuencia de una infancia solitaria es una madrastra exigente que me posee, pero casi nunca recurre a la anticipación de un encuentro erótico, por excitante que sea, a las proyecciones y fantasías mentales indispensables para la libido de la mayoría de los hombres masoquistas, los dominantes y los dominados.

Se limita a orientar la interacción en una dirección que probablemente aumente o mantenga el deseo mutuo. También aleja el sexo...
Un lector que espere situaciones emocionantes, vividas en primera persona, podría sentirse decepcionado.

Mi VIAJE adopta la forma de una relación BDSM con un cantante de pop al que nunca conseguí someter, a pesar de mis frecuentes visitas a la villa donde vivía recluido ese año.

El que yo llamo Chris Malle es un pervertido polimorfo de mi clase. Tuve que hacerme violencia a mí misma y obligarme a anticiparme para proporcionar a mi pareja elementos de fantasía que respondieran a sus expectativas.
En cuanto a STRIP, abreviatura de strip-tease, muestra cómo son las fiestas SM y fetichistas diez años después de Les Soirées de Gala, siguiendo la evolución de la clientela.

La popularización del BDSM ha transformado el ambiente. El "empuje al placer" se ha convertido en el pilar de los clubes SM y/o libertinos, que se han convertido en centros de fantasía comercial.

Además del trasfondo de mi historia con el cantante, mi STRIP revela mis relaciones concomitantes con chicas o mujeres bisexuales, aquellos episodios de mi vida privada que tuve que contarle.

De hecho, las sumisas han robado en cierto modo el protagonismo a los sumisos, a quienes, no obstante, deseo expresar mi admiración. Hace falta valor para arrodillarse ante una dominatrix, e incluso cierto idealismo.

Y si a menudo llevo a estos hombres hasta el último extremo, es porque probablemente carezco de un dominador a quien entregar las llaves del poder.
Todos necesitamos un iniciador

Piel de gala