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Cuerdas y Shibari

Shibari: El arte de atar sensualmente a tu pareja.

El shibari es una forma estupenda de entrar en contacto con los sentidos.

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Un poco de historia

Shibari, o kinbaku, es el nombre que se da a la esclavitud japonesa. En el siglo XVII, los criminales y prisioneros japoneses eran capturados y torturados con cuerdas. Se les ataba de forma diferente en función del delito que habían cometido, de su edad y de su estatus social. La mayoría de los castigos infligidos conducían a la muerte. El shibari es la herencia de estas técnicas de tortura. Afortunadamente, hoy en día ya no sirve para lo mismo. El fuerte potencial sensual de la restricción con cuerdas ha llevado al shibari a la categoría de juegos eróticos. Actualmente se practica en todo el mundo, ya sea en el contexto del BDSM o no. El shibari puede practicarse en el suelo, en semisuspensión o en suspensión.

Un arte en sí mismo

En el imaginario colectivo, el shibari se asocia al sexo y al mundo del bondage. En realidad, tiene una dimensión espiritual muy fuerte, además de su aspecto artístico. Los nudos forman complejas figuras geométricas que subliman el cuerpo. Los patrones están cuidadosamente pensados y cada uno tiene su propio significado. El aspecto estético de esta servidumbre ha atraído a muchos fotógrafos. Al trabajar mano a mano con los artistas del shibari, han contribuido a exportar este arte a Occidente.

Shibari y BDSM

Muchas parejas dicen que sienten una profunda conexión cuando practican el shibari. Durante una sesión, se establece un diálogo permanente entre elaglutinante y el aglutinado. El que ata escucha a su modelo, su respiración y sus movimientos. El bondage japonés se presta especialmente bien a los juegos de sumisión y dominación. Debe realizarse lentamente para que produzca todo su efecto. Su objetivo es constreñir, pero no debe causar dolor. El juego consiste en soportar esta limitación y no sufrir.
El shibari no implica necesariamente sexo en el sentido estricto de la palabra. La imagen de una persona sumisa y atada es muy poderosa, y esto ya provoca fuertes sensaciones eróticas. La persona atada se suelta por completo, abandonándose al otro de forma placentera. Paradójicamente, está limitada por las ataduras, pero su mente es libre para sentir todo el placer que le ofrece su amo.
Sin embargo, si deseas tener una experiencia más BDSM, puedes enriquecer la práctica del shibari con accesorios SM como una mordaza o una venda. Para excitar a su sumisa, opte por las pinzas de pecho. Para los fetichistas, es posible llevar un traje de látex u otros accesorios de vinilo. El dominante también puede acariciar, besar, mordisquear o penetrar al sumiso durante el bondage.

¿Se puede atar a alguien?

Aunque solemos ver más mujeres atadas, el bondage también es para los hombres. La técnica es la misma, los nudos no cambian y los hombres pueden disfrutar del shibari tanto como las mujeres. Del mismo modo, se podría pensar que esta práctica está reservada a las personas delgadas. Los libros o las fotos muestran modelos más delgados. Esto es, por supuesto, un concepto erróneo. No importa el cuerpo que tengas, puedes practicar el shibari y obtener placer de él. Sin embargo, no sería seguro practicar el bondage si tiene una enfermedad cardíaca o un problema de circulación sanguínea.

¿Qué partes del cuerpo se pueden sujetar con el shibari?

Algunos patrones se centran en partes específicas del cuerpo, como las manos y los brazos, las piernas, los genitales o el pecho. El atado puede partir de estos puntos de anclaje y luego extenderse a todo el cuerpo. A continuación, puede conducir a una inmovilización total, como en la famosa posición de atado.

¿Cómo aprender shibari?

Para practicar el shibari con seguridad, es necesario iniciarse en esta práctica. Existen clubes en todo el mundo. Como simple curioso, puedes pedir que te ate un profesional. Si te gusta y quieres ir más allá en el descubrimiento del shibari, puedes apuntarte a cursos o talleres. Las sesiones suelen ser grupales, aunque se pueden reservar clases particulares. El principio es sencillo: vienes a las clases, a veces con tu pareja, y descubres el bondage japonés, los nudos básicos así como los gestos de seguridad. Al contrario de lo que podría pensarse, el shibari no se practica necesariamente desnudo. Se pide llevar ropa suelta, o ceñida al cuerpo, para evitar que el tejido dificulte la progresión de la cuerda.
Participar en estos talleres te dará experiencia y te ayudará a adquirir automatismos. Una vez que domines la cuerda, habrá más espacio para tu cerebro. Disfrutarás mejor del momento. Si eres tú el que ata, descubrirás cómo poner intención en tu manejo de la cuerda. Atar rápido o despacio, apretar o aflojar los nudos, dejar que la cuerda se deslice sensualmente por ciertas zonas sensibles, etc. Una vez que tengas estos conocimientos básicos, puedes comprar libros especializados en bondage para aprender nuevas posiciones o patrones.

¿Qué se necesita para practicar el shibari?

El bondage japonés se basa esencialmente en el uso de cuerdas. Sin embargo, algunas posiciones pueden realizarse con sujeciones adicionales. Por ejemplo, bambú (para mantener el espíritu asiático del shibari ) o muebles, como una silla o una mesa. Si quieres probar la suspensión o la semisuspensión, necesitarás otros accesorios, como anillas de bondage o mosquetones. Los anillos vienen en varios tamaños y pueden ser de madera o de metal. Algunos están divididos, con un patrón geométrico en el centro. Esto permite organizar mejor las cuerdas si son muchas y evitar que se enreden. También hay anillos giratorios, para que la persona que ata la cuerda pueda hacer girar a su pareja y admirarla desde todos los ángulos. Para la suspensión, necesitará un kit de suspensión para elevar a su compañero, como una viga.

¿Cómo elegir las cuerdas?

Las cuerdas suelen tener entre 7 y 8 m de longitud, pero también las hay más cortas. El diámetro de las cuerdas puede variar de 4 a 6 mm. Sin embargo, las cuerdas utilizadas en el shibari tradicional tienen un diámetro mayor, entre 8 y 10 mm. A los principiantes les resultará más fácil manejar cuerdas de 3 o 4 m. Esto les permitirá practicar el mantenimiento de una tensión constante y la realización de ataduras parciales antes de pasar a patrones más complicados que requieran cuerdas más largas.
El otro criterio importante para elegir una cuerda es su material. Las cuerdas de algodón son adecuadas para los principiantes, pero sólo son aptas para el trabajo en el suelo. No son adecuados para la suspensión o la semisuspensión. Las cuerdas de yute o cáñamo permiten una práctica más amplia del shibari. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el cáñamo tiene un olor fuerte y bastante especial. A algunos les encanta, porque crea una atmósfera especial al estimular el sentido del olfato, un sentido que a veces se deja de lado en los juegos sadomasoquistas. Otros no lo soportan. Sólo lo descubrirás experimentando. El cáñamo y el yute hacen cuerdas muy resistentes pero relativamente blandas. Puedes encontrar otros materiales, como la fibra de coco, pero estas cuerdas están reservadas para usuarios experimentados, ya que son muy ásperas. Pueden cortar la piel si se utilizan de forma incorrecta y son más difíciles para la persona que se ata.
El color de la cuerda también es importante. Por supuesto, puedes variarlo según el tono que quieras dar a la sesión. Las cuerdas crudas y naturales tendrán un carácter más bien tradicional. El rojo y el negro son ideales si quieres crear un ambiente SM. Si quieres un producto más original, puedes recurrir a las cuerdas rosas, verdes o azules, hay para todos los gustos. En cualquier caso, una cuerda siempre refleja una intención. La que elijas dirá mucho de la relación que tienes con tu pareja y del ambiente de la próxima sesión.

Algunos consejos para una práctica segura

  • Cuando empieces una sesión de shibari, asegúrate de tener unas tijeras de seguridad. Este accesorio esencial permite a la persona que ata intervenir rápidamente en caso de ataque de ansiedad, malestar o dolor excesivo.
  • Antes de empezar el juego, discute tus límites y elige una palabra segura. Esta es una práctica común en el mundo del BDSM. Decir esta palabra interrumpe inmediatamente la sesión. No dudes en utilizarlo, para poder discutir lo que no funciona. Su complicidad sólo se verá reforzada.
  • Si la persona atada también tiene una mordaza, no podrá decir la palabra de seguridad en caso de problema. En cambio, pueden sostener un pequeño objeto en la mano. Si la abandona, significará que hay un problema y que la sesión debe detenerse.
  • Sólo déjate atar por alguien en quien confíes. Esta persona debe respetar las reglas establecidas al principio. También debe ser capaz de atreverse a señalar el más mínimo problema, la más mínima molestia, el más mínimo dolor.
  • Antes de empezar, la persona sumisa debe quitarse los piercings o pendientes. Podrían interferir con el progreso de la cuerda o incluso quedar atrapados en ella, lo cual es peligroso.
  • La persona que se prepara para ser atada debe indicar a su pareja si hay alguna zona que no deba ser atada (por ejemplo, quemaduras, tatuajes recientes, zonas irritadas o propensas a los eczemas).
  • Algunas personas son más flexibles que otras. Si estás atando, nunca debes forzar a tu pareja. Debes respetar los límites impuestos por tu cuerpo.
  • Tenga cuidado de no comprimir las articulaciones o los nervios. Esto podría causar daños al sumiso.
  • Antes de colgar a tu pareja con anillas de suspensión, recuerda comprobar el peso máximo que pueden soportar.
  • Tenga en cuenta que una posición suspendida será más difícil de soportar durante un largo período de tiempo que una posición en el suelo.
  • Al igual que con todo tipo de esclavitud, la persona esclavizada nunca debe ser dejada sola.